25.9.06
Centenario del mando a distancia
El reconocimiento fue inmediato, aunque las consecuencias prácticas fueron mucho menores en el primer momento, debido al estado lamentable de la industria y la investigación española de la época. Pero entre los homenajes, el periódico menciona uno con protagonismo del esperanto:
Su éxito en Bilbao fue innegable. Cuatro días después del estreno del telekino, 21 ingenieros de caminos se reunieron en los locales de la Sociedad Bilbaína para rendirle un merecido homenaje. Allí se decidió regalar a Torres Quevedo las insignias de la cruz de Carlos III. Como nota curiosa, en aquel banquete se habló una nueva lengua que amenazaba con revolucionar las comunicaciones internacionales: el esperanto. Y es que Torres Quevedo era un esperantista acérrimo. Así que el encuentro también se convirtió en un acto de propaganda para un idioma considerado como útil y fácil.Mi amigo Eduardo Larrouy añade la información de que en esa época eran miembros de esa Sociedad varios activistas del Grupo Esperantista de Bilbao, que se había fundado en mayo del mismo año, entre los cuales Víctor Olegario de Allende, vicepresidente del Grupo, y también ingeniero de caminos de la Diputación de Vizcaya.
Esta circunstancia la había ya reflejado yo mismo en un artículo sobre la relación de Torres Quevedo con el esperanto, que se encuentra aquí.
Por otra parte, durante este verano ha habido varios artículos sobre otro de los inventos de Torres Quevedo, El Ajedrecista, en una de las principales páginas sobre historia del ajedrez, Chesshistory.com; ver artículos número 4470 (y después en la misma página el número 4482), y 4495 (y dos menciones posteriores).
Ver también varias figuras aquí, aquí y aquí. Diverso material en castellano puede encontrarse en html, pdf y wiki.
Como dice Eduardo: Una nueva cita sobre el esperanto, que demuestra que seguimos existiendo. No lo dudo, querido amigo.
22.9.06
George Soros, el universalismo a la manera liberal
Sobre el ahora llamado George Soros, ya escribí en esta web, cuando todavía no tenía forma de bitácora, con ocasión de la publicación de la autobiografía de su padre, en esperanto y traducida. Incluso hice algunas gestiones para intentar que también se tradujera al castellano (en estos momentos la obra está publicada en inglés, húngaro, alemán, ruso y turco), aunque hasta el momento sin éxito. Todavía no he renunciado a ese proyecto, aunque sé que no es fácil, entre otras razones por el no demasiado grande interés de los españoles por el Holocausto. Pero la publicación del diario de Petr Ginz me ha proporcionado nuevas esperanzas.
Aparte de esto, durante las últimas semanas hemos tenido algunas noticias sobre Soros (de hecho, ¿cuándo no está en el candelero?), lo cual me ha instigado a escribir de nuevo sobre él. En primer lugar, se ha hablado bastante de su importante contribución a la campaña en contra de la política exterior de Bush, y especialmente de su último artículo sobre el conflicto libanés, en el cual, Soros, él mismo judío, critica claramente la política de los últimos gobiernos israelíes. También ha sido noticia en el mundo hispanohablante su anuncio sobre su disponibilidad para invertir en Argentina. Finalmente, todo ello ha coincidido con diversas informaciones en el mundo esperantista, y con la lectura que he finalizado recientemente de su biografía, no oficial pero de hecho muy favorable, escrita por el periodista Michael Kaufman.
En la biografía aparece relativamente a menudo su pasada relación con el esperanto. Sobre todo se trata del activismo de su padre, Tivadar Soros (también conocido como Theodor Schwartz o, en la versión en esperanto, Teodoro Ŝvarc), que fue una figura muy destacada del movimiento esperantista de entreguerras. Tivadar era un personaje excepcional, brillante, con un gran don de gentes y una mezcla notable de idealismo y sentido práctico. Como decía al comienzo, en 1965 escribió una autobiografía, que, por cierto, se editó en La Laguna (Tenerife), por el mismo editor al que hacía referencia en un artículo anterior, Juan Régulo Pérez. Su título fue "Maskerado ĉirkaŭ la morto" (Mascarada alrededor de la muerte; la palabra Maskerado se mantuvo en esperanto en la traducción inglesa del libro), y se centra en el tiempo de la ocupación nazi de Hungría, y en la manera en que logró salvar a su familia, judía como he dicho: haciéndose pasar por cristianos, falsificando documentos y escondiéndose por separado. El ingenio desplegado fue notable, y no es de extrañar que marcara profundamente el carácter de los hijos. Por esta razón, el libro es citado a menudo en la biografía de Soros, y, en general, la relación con su padre ocupa un lugar destacado, ya que su manera de abordar la vida sin duda marcó el carácter del hijo.
Además, en la biografía de Soros hijo se menciona la relación del propio George con el esperanto. Por ejemplo, el hecho no sólo de que hablaba el idioma desde niño, sino que gracias a él pudo abandonar Hungría, ya que aprovechó su participación en el primer Congreso Universal de Esperanto tras la Guerra Mundial, en Suiza, para salir y no regresar. Posteriormente participó en otros encuentros de esperanto, e incluso hizo propaganda del idioma en el Speakers' Corner de Hyde Park.
Pero el biógrafo también menciona otra relación de George Soros con el esperanto que es más marginal y a la vez más profunda: la relación del esperanto con el universalismo, y su interés por la política internacional, que es central en Soros. De alguna forma, se trata del mismo interés que poseía su padre, aunque sin centrarse tanto en el aspecto lingüístico. En mi opinión Kaufman tiene razón, y ello es una consecuencia no banal del influjo del padre sobre el hijo. Como ya he indicado en otra ocasión, el movimiento esperantista es muy plural, pero este universalismo es, de alguna forma, un fondo común siempre presente. Que el tipo de universalismo que George representa sea distinto al que yo defiendo, no quita para que aprecie esta influencia de fondo.
Debo confesar que valoro más al padre que al hijo, y que ello no se debe a ningún chovinismo esperantista. Tampoco a la fama de especulador de éste, ya que soy consciente de que gran parte de ésta se debe a la necesidad de la prensa de relacionar los acontecimientos con personas definidas, lo que facilita la humanización de las información y la hace más atractiva. Simplemente, para mí es evidente que gran parte de la fama del hijo no es mérito suyo, sino de su dinero. He leído uno de sus libros y varios de sus artículos, y no considero que merezcan el ruido que generan. Tampoco quiero decir que sean banales y que no tengan valor: sencillamente que bajo otro nombre, que no evocara el poder del dinero y la fuerza de la filantropía, no se venderían tanto ni crearían tanta polémica. Para decirlo de forma más clara: merece más ser traducido al español el libro del padre que los del hijo.
Por otra parte, tengo la teoría de que su mayor contribución a la filosofía o a la historia de las ideas es un simple problema de traducción. A saber, Soros es reconocido como uno de los principales difusores del concepto de sociedad abierta, que defendió y promocionó el filósofo Karl Popper. Consiste, de forma resumida, en la organización de la sociedad en la que el Estado permite y favorece las libertades, apenas interviene en la vida de los ciudadanos, hace respetar los derechos individuales, promueve la autonomía económica, respeta y hace respetar las leyes, se relaciona de manera abierta con otros Estados. Pero en realidad, en mi opinión, todo esto ya tiene un nombre antiguo: liberalismo.
El problema yace en que el nombre liberalismo ha perdido ya su significado original, y es difícilmente traducible de unas lenguas a otras. He observado que en Francia casi es sinónimo de extrema derecha (o al menos de derecha de orientación anglosajona). Por otra parte, como es sabido, en Estados Unidos es casi un insulto que hace referencia a la extrema izquierda (o a una izquierda de inspiración francesa). En Inglaterra, Alemania, y muchos países latinoamericanos, si no estoy equivocado, el término está demasiado asociado a partidos concretos. Por otra parte, en España, en cuyas Cortes de Cádiz nació la palabra liberal en su sentido político, el término fue durante muchas décadas la marca de los sectores más avanzados, los que se oponían al poder de la Iglesia católica y al clericalismo. Todavía anda por la Red el libro "El liberalismo es pecado", que publicó un sacerdote catalán. Y liberales fueron sin duda los principales exponentes de la Segunda República, que fue algo así como la quintaesencia del liberalismo español. Incluyendo ahí a socialistas como Indalecio Prieto, que se definió como "socialista a fuer de liberal". Así que es tanto más curioso, a la vez que indignante, que ahora hayan usurpado este adjetivo los sectores más reaccionarios de la derecha española, cuyo altavoz se encuentra en la cadena de radio... ¡de la Iglesia católica!
Yo mantengo una cierta querencia por la palabra liberal, y no me gustaría dejarla en las manos de sus enemigos más característicos. Pero a la vez soy consciente de que el término ha perdido gran parte de su significado, se ha convertido en una voz comodín, que evoca cosas diferentes dependiendo del contexto, según se hable de política o de economía, y según el y el idioma. Es algo parecido a lo que ocurre con la palabra fascismo, como reconoce el historiador Robert Paxton, en su obra "Anatomía del fascismo", cuando describe los distintos significados asignados a esta última palabra, y concluye afirmando que se trata del término más desgastado del vocabulario político, justamente tras la voz liberalismo.
Así que no es de extrañar que Popper hubiera de inventarse una palabra nueva para hacer referencia al concepto que representaba el viejo liberalismo. Parece ser que se trataba de un procedimiento habitual en él: el divulgador científico Martin Gardner escribió un artículo titulado "Una mirada escéptica a Karl Popper", en el que considera que su famosa teoría sobre la falsabilidad de las teorías científicas no era más que un nombre nuevo para el procedimiento de verificación que es consustancial al método científico en su versión más clásica. Así que la creación del concepto de sociedad abierta fue una brillante estrategia para presentar de una forma nueva el liberalismo que en los años 50 y 60 había perdido su vitalidad intelectual.
George Soros no hace otra cosa que utilizar la misma táctica: si él, un billonario, defendiera el liberalismo, ¿quién pensaría que se trata de un teórico genial?
En esperanto
14.9.06
El IGADI en esperanto
¿Que qué es el Igadi?. Bueno, claro, se trata del "Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional". El resto de información, en el enlace.
Por cierto, he aprovechado para explicar en mi blog en esperanto qué es Galicia y que es el gallego. No creáis que todo el mundo lo conoce; hay incluso quien lo confunde con Galitzia. Y para quien sepa gallego y quiera saber qué es el esperanto, ver aquí.
12.9.06
Adiós al mayor escritor en esperanto, Bill Auld
Mala noticia para la literatura en esperanto: William Auld, unánimemente considerado el más importante de los poetas contemporáneos en este idioma, falleció ayer, 11 de septiembre.
Auld, escocés, profesor de literatura estaba a punto de cumplir 82 años. Aprendió el esperanto con trece y empezó a escribir tras la Guerra Mundial.Como poeta se dio a conocer en 1952 apareció el libro "Kvaropo" (Cuarteto), que contenía poemas suyos y de otros tres poetas, lo que dio nacimiento a lo que se dio en conocer la "Escuela Escocesa", que agrupó a algunos de los mejores poetas de los años inmediatamente posteriores a la II Guerra Mundial (es convencional agrupar la literatura en esperanto por Escuelas: antes había venido la "Escuela Húngara", en el periodo de entreguerras, y recientemente hemos tenido la "Escuela Ibérica", de la que hablaré otro día con más tiempo).
Quiero destacar la importancia que en la aparición del libro y en la producción posterior de Auld tuvo el editor de este libro. Se trata del profesor canario Juan Régulo Pérez, que fundó de esta forma la editorial "Stafeto", que pronto se convirtió en la más prestigiosa de la literatura en esperanto durante los años 50 y 60 del pasado siglo.
Entre los libros originales de Auld destaca especialmente "La infana raso" (La raza infantil), largo ciclo poético, que fue traducido y editado también en inglés, holandés, portugués y húngaro.
William Auld es autor de numerosos poemas y relatos, publicados en libros individuales y antologías. Por su obra original fue candidato en varias ocasiones al Premio Nobel, por primera en vez en 1999. Esta circunstancia fue muy destacada por diversos medios culturales, ya que era la primera vez en que era candidato un escritor en un idioma construido (ganó Günther Grass, que tampoco es mal rival).
Es de destacar también su labor traductora de obras en inglés al esperanto. Entre las obras traducidas están diversos dramas de Shakespeare y los sonetos completos (no hay nada equivalente en castellano a esta obra). También Oscar Wilde: no me resisto a comentar que resolvió brillantemente el problema que presenta el título de la obra "La importancia de llamarse Ernesto", donde hay un juego de palabras con "earnest" (serio, formal); Auld utilizó la homonimia en esperanto entre fiel y Fidel... Su última obra, la traducción completa de "El señor de los anillos", de Tolkien, que tuvo gran éxito y se reeditará pronto.
Fue además muy activo en el movimiento esperantista. Fue vicepresidente de la Asociación Mundial de Esperanto (UEA), presidente de la Academia de Esperanto (1979–1983) y presidente del Centro PEN de literatura en esperanto.
Fue redactor de varias revistas en este idioma y también redactor de antologías y de libros sobre el propio idioma, y desarrolló una importante labor crítica. Su "lista básica" de literatura en esperanto puede consultarse aquí.
Pace ripozu, Bill!
10.9.06
Tras los latines, el esperanto
Todo el mundo conoce la función de lengua auxiliar que tuvo el latín durante muchos años, especialmente entre los intelectuales (es decir, los clérigos), y que mantuvo después entre los clérigos (es decir, los antiintelectuales), y que perdió con el progresivo aumento de prestigio de los idiomas nacionales. Incluso en la Iglesia católica (la romana: a mis amigos de Europa del este les gusta puntualizar que también lo que aquí llamamos Iglesia ortodoxa se condidera a sí misma católica), el latín ha empezado a perder este papel de forma rápida, y en este caso ya la lengua franca es cada vez más el italiano.
Pero sigue existiendo un importante grupo de personas que cultivan el uso del latín, aunque sea como símbolo, ya más que como solución al problema de intercomprensión entre los pueblos.
Lo más curioso del asunto es que gozan de cierto apoyo de un país europeo. Si uno se pone a suponer cuál puede ser éste, creo que a nadie se le ocurriría pensar en Finlandia. Al fin y cabo, el finlandés es el idioma europeo más alejado del latín, ya que ni siquiera pertenece a la familia indoeuropea. Pero es así: la radio pública finesa emite desde hace años un programa en latín: Nuntii Latini, un caso único en el mundo (ya lo dicen ellos: Nuntii Latini, conspectus rerum internationalium hebdomadalis, est programma Radiophoniae Finnicae Generalis (YLE) in terrarum orbe unicum). Ya durante la anterior presidencia finlandesa de la Unión Europea en 1999 se emitía semanalmente un comunicado en latín, el llamado Conspectus rerum Latinus.
Este semestre, cuando le ha vuelto a Finlandia la presidencia rotatoria, el gobierno de ese país ha repetido la experiencia, y está emitiendo de nuevo los Conspectus (creo que debería haber dicho Conspecti, o algo así, y espero que Rodrigo no me mate).
Me parece muy bien, lo cual no es de extrañar, dado que a los anglófonos euroescépticos les parece mal. Pero casi se podría tomar como una maniobra de diversión para esconder el régimen lingüístico tan peculiar que rige la información en la página web de esta presidencia: http://www.eu2006.fi/. En primer lugar, esta dirección conduce a una página sólo en inglés, donde hay que fijarse muy bien para descubrir que también dispone de versión francesa y que las noticias aparecen en alemán. Pero lo más asombroso es que para encontrar los propios idiomas del país, el finlandés y el sueco, hay que irse a otra red, la página general sobre la UE del Ministerio de asuntos exteriores. Ni una palabra en el resto de idiomas.
Así que el latín se convierte en el único instrumento neutral de información sobre algo en teoría tan importante como la presidencia de este macroestado, los únicos textos accesibles por igual para todos los europeos. Ya digo que no me parece mal, pero está claro que había otra solución.
Me refiero, claro está, a lo que algunos católicos denominan "el nuevo latín de la Iglesia", el esperanto. Con este título se publicó un libro, que puede leer en la red no sólo en esperanto, sino también en alemán, inglés, francés, ruso, portugués y otros idiomas, aunque no en castellano, y del que hablaré otro día.
Bueno, el caso es que ese asunto lo hemos solucionado, al menos en parte. Los mismos comunicados europeos que se publican en latín se pueden leer ya en esperanto. Están en http://conspectus.wordpress.com.
No se trata de un texto oficial, pero sí tienen el permiso de la Presidencia a la Asociación Finlandesa de Esperanto. El comunicado oficial emitido la última semana de agosto se hacía eco de esta iniciativa, en su información a los medios. ¿Será un precedente? ¿Conseguiremos que los españoles (y los italianos, los polacos, los griegos) se enteren de que existe algo llamado presidencia finlandesa de la Unión Europea?
Bona laboro, Tim.
5.9.06
Esa bobada de globish
Sin embargo, he detectado visitas a esta web a través de buscadores que respondían a búsquedas con esta palabra, y también he visto que se ha editado en castellano el libro del autor de la propuesta Jean Paul Nerrière, lo cual quiere decir que hay quien se lo toma en serio. Por otra parte, algunos medios hispanos se han hecho eco del invento y del libro, e incluso lo han relacionado con el esperanto. Esto no me extraña tanto, dada la tendencia de alguna prensa a comprar cualquier burra vieja, siempre que se le ponga un nombre nuevo y atractivo, si es posible con un ligero parecido al inglés (aunque debo decir que tanto el enlace anterior del Diario ADN, como otro artículo anterior de Clarín están mejor enfocados que The New York Times).
Así que, aunque sea porque los lectores de este blog merecen mi respeto sólo por haber llegado hasta aquí, voy a dar una explicación de por qué llamé “tontería” al globish.
En primer lugar, la creación de un inglés simplificado no es algo nuevo. El Basic English de Ogden tiene ya ochenta años, e incluso la Wikipedia tiene una versión en algo llamado Simple English.
No hay nada malo en disponer de etapas intermedias en el aprendizaje de un idioma, pero fijar una versión especial para no nativos es, simplemente, institucionalizar una situación de dominio, en este caso lingüístico. Porque está claro que los hablantes nativos no van a renunciar a la expresividad de su lengua, y, al final, la versión básica será inferior, en prestigio y en prestaciones.
Si lo que se pretende es crear un medio de expresión fácil y neutral, hay que decir que ya está inventado: se trata del esperanto.
Fácil, porque no se trata de cortar la lengua por la mitad, sino de evitar excepciones y crear mecanismos de formación de palabras sencillos y potentes. Y ello sin perder expresividad ni tener que recurrir a circunloquios.
En cuanto a la neutralidad, me parece que ése es el punto clave. El autor del globish parte de la correcta constatación, que todos hemos comprobado, de que nos es más fácil y más cómodo comunicarnos con un hablante no nativo del inglés que con un británico o estadounidense. En dichas ocasiones, el inglés sí que desempeña un papel neutral. Pero ante un hablante nativo, los demás estamos en inferioridad de condiciones. Y, desgraciadamente, el globish no soluciona esto, sino que lo consolida: nuestros interlocutores hablarían un idioma rico, expresivo, fluido, y los demás intentaríamos convencerles de que se rebajen a expresarse en una jerga para torpes.
No, gracias, saldríamos perdiendo los dos. Para eso prefiero continuar aprendiendo el otro idioma, paso a paso.
O, mucho mejor: que ambos nos comuniquemos en una lengua común, neutral, fácil, expresiva y completa. Y esa lengua ya está inventada: es el esperanto.