25.1.09

 

El talante de Obama

Discutiendo con amigos esperantistas de otros países sobre las esperanzas de que la victoria de Obama conduzca a una nueva era en las relaciones internacionales, les comentaba los grandes paralelismos que veo entre este acontecimiento histórico, los cambios posibles y las esperanzas depositadas, con dos acontecimientos españoles: las dos victorias socialistas, la de 1982 y la del 2004.

En 1982 venció un abogado con carisma, excelente orador, que prometía cambio. Desde luego el cambio no fue revolucionario, y quizás se buscó sobre todo dar confianza a una sociedad confusa y postrada. Se piense lo que se piense sobre la época de Felipe González, no hubo cambios revolucionarios ni en la sociedad ni en la economía, y no creo que los vaya a haber con Obama.

Veo incluso más paralelismos, sin querer forzar mucho la analogía, entre las figuras de Obama y Zapatero. Dos personas que se catapultan al poder con un discurso ilusionante (y me refiero tanto a un discurso concreto, el del Congreso socialista que dio el poder a Zapatero, y el de la Convención demócrata que dio la notoriedad a Obama, como al concepto amplio de discurso, en el sentido de hilo que conduce su actuación general). Dos personas que vencen interna y externamente movilizando a los cuadros medios. Tras vencer, integran a su máximo rival del partido en el gobierno (Bono/Clinton), y nombran a un responsable experimentado y ortodoxo para la economía, a pesar de su contribución a crisis anteriores. Máximo criterio del resto del gobierno: la diversidad, étnica en el caso de Obama, de género en el de Zapatero. Y nada más llegar, cumplimiento inmediato de su principal y más controvertida promesa electoral, a pesar de las dudas y las críticas de los oponentes: vuelta de las tropas españolas de Irak, y cierre de Guantánamo.

Así que me atrevo a vaticinar cuál va a ser la máxima contribución de Obama en su mandato: cambios en aspectos sociales relacionados con las costumbres y las relaciones entre grupos, y distinto talante en la conducción de las políticas. No se esperen cambios económicos, ni reformas estructurales en la política.

Como les decía a mis amigos extranjeros en mi otro blog, si queréis saber cómo se va a gobernar los Estados Unidos de Obama, echad un vistazo a la España de Zapatero.


22.1.09

 

¿De verdad que las mujeres leen más?

Se acaba de publicar el informe “La lectura en España, 2008”, editada por el Gremio de Editores de España, bajo la dirección de José Antonio Millán. El informe se puede leer completo en pdf en http://www.lalectura.es/.

Me encuentro en él de nuevo un dato que tenía ganas de comentar desde hacía tiempo, porque lo leo a menudo, y que creo que es erróneo: que las mujeres leen más. En concreto, el dato aparece en el capítulo “La lectura de la lectura: hábitos y políticas”, donde se define el retrato robot de una persona lectora como el de “una mujer joven, con estudios universitarios y que viviera en una ciudad de más de un millón de habitantes”, y se presenta como un dato consistente con la mayoría de las investigaciones.

La fuente principal que se cita es la serie de estudios sobre “Hábitos de lectura y compra de libros”, que todos los años edita la Federación de Gremios de Editores de España. El dato también lo recoge como conclusión (así de tajante: “Las mujeres leen más que los hombres”) el Plan de Fomento de la Lectura del Ministerio de Cultura.

Es una tendencia europea que se deduce también de las encuestas de la Unión Europea; en concreto, el Eurobarómetro número 278 sobre “Valores culturales europeos” del año 2007 recogía un dato similar a escala de todo el continente.

En fin, el tópico se oye por todos sitios. Todo el mundo parece estar de acuerdo. Sirve de titular cuando el diario “Público” edita un denominado “Publiscopio” de lectura.

Incluso se apoya a veces en un argumento empírico: “fíjate en un vagón de metro y verás cómo las mujeres leen más”.

Pues bien, lo he escuchado y leído tantas veces, que durante estos meses pasados he estado observando si es verdad. Para ello me he fijado, además de en mi entorno cercano, en ese medio que antes he citado: el vagón de metro. Concedo que no se trata de un estudio científico y espero que un día alguien haga el estudio de forma más detallada y menos sesgada. Pero quiero adelantar que he llegado a dos conclusiones interesantes. Primero, que los hombres leen tanto o más que las mujeres. Segundo, que la lectura de las mujeres es mucho menos variada.

Sobre lo primero no voy a incidir mucho, ya que creo que debería ser objeto de un estudio cuantitativo. Pero al final del texto creo que va a quedar claro por qué mi conclusión se aleja de las que recogen estudios y encuestas oficiales.

El segundo punto lo voy a desarrollar. Pero primero debo aclarar que las informaciones y consideraciones que diré a continuación deben entenderse siempre en un sentido estadístico, no como una generalización o como una caracterización de lo que debe ser. Tampoco (por el momento) quiero hacer juicios de valor. Es lo que observo.

¿Qué leen y qué no leen las mujeres?

Cuando digo que menos variado, es (con las excepciones que sean aplicables) porque he observado que las mujeres sólo disfrutan de seis tipos de lecturas:

— Novelas: creo que no necesita mucha explicación. Las mujeres leen mucha novela (los hombres también, pero menos)

— Prensa gratuita: en el vagón de metro por la mañana se leen muchos periódicos gratuitos, y en proporciones similares entre ambos sexos (en el resto de lugares, es probable que la distribución sea similar, aunque eso seguro que lo saben mejor sus editores).

— Revistas “de mujeres”. No sé definir bien este concepto, pero incluyo aquí aquéllas que leen mayoritariamente las mujeres, y que van desde las revistas del corazón, o de moda, las tipo “Cosmopolitan” hasta las revistas para chicas, o algunas especializadas en temas del hogar. También incluyo gran parte de los suplementos dominicales de los diarios, que cada vez están más orientados a la mujer de clase media. Aclaro que no hay en el término ninguna consideración peyorativa; luego mencionaré la obvia existencia de revistas “de hombres”.

— Libros de psicología o de autoayuda. En el término autoayuda incluyo también algunos de temática médica, orientados sobre todo al tratamiento de enfermedades psicosomáticas.

— Biografías. Incluyo aquí los libros de actualidad sobre personas concretas (no necesariamente de cotilleo).

— Lectura profesional, es decir, material de trabajo o de estudio.

La siguiente pregunta es obvia: ¿qué es lo que no leen las mujeres? He aquí otras lecturas que son casi patrimonio de los hombres:

— Otros tipos de literatura. Las mujeres leen más novelas actuales, pero la literatura clásica es casi patrimonio de los hombres. Las pocas veces que he visto leer poesía en un lugar público, era un hombre quien tenía el libro. Parece que las mujeres van más al teatro o al cine, pero casi nunca he visto a una mujer leer un libro de teatro o un guión de cine (no incluyo lecturas profesionales)

— Otra prensa: las mujeres no leen prensa deportiva (es una constatación obvia, y tiene la consecuencia de que en las conversaciones sobre hábitos de lectura, aparezca a menudo el tópico de que los hombres sólo leen este tipo de lectura). Tampoco leen prensa económica y casi nada de otra prensa especializada. Las mujeres leen poca prensa diaria, a pesar de los esfuerzos de los diarios por atraerlas, y muy a menudo sólo la del domingo, que parece que a veces se lee como suplemento del suplemento.

— Revistas de otro tipo. Las revistas se han segmentado por sexos. Como decía antes, hay revistas que leen mayoritariamente las mujeres, y que han terminado siendo “de mujeres” (pero incluso en ese caso los hombres también las leen, aunque a menudo sea vergonzantemente). En cambio, casi ninguna mujer lee revistas políticas, técnicas, científicas, de historia, ni siquiera revistas de libros. Sobre las revistas claramente orientados al sector masculino, tipo “FHM”, o del motor o pornográficas, no hay mucho que hablar.

— Libros de no ficción. En ocasiones puede verse a mujeres leyendo libros relacionados con la actualidad, especialmente si tienen un componente biográfico, y también he mencionado el caso de los libros de autoayuda. También las mujeres pueden leer otros libros cuando lo necesitan por cuestiones profesionales o por estudio. Pero fuera de estos casos, el género de no ficción es patrimonio casi exclusivo de los hombres, especialmente los textos de divulgación o el ensayo. Apenas he visto a una mujer leer un libro de historia (César Vidal no cuenta, que es de ficción), o un libro de ciencia, o uno de música.

— Lectura en Internet. La lectura de páginas web, blogs o prensa en internet es mucho más habitual en hombres. En el caso de la prensa, el dato lo recoge el Informe sobre la lectura ya referenciado, pero creo que es extrapolable a otro tipo de lectura en la red. Evidentemente, las mujeres también leen en Internet, y de forma creciente, pero creo que gran parte de la lectura entra en algunas categorías de la forma escrita que cité en la primera parte.

Debo confesar que en este último caso no tengo datos objetivos y que me baso más en la intuición y en observaciones poco fiables. Además, no estoy considerando aquellos casos en que la lectura es más bien un ejercicio de diálogo, es decir, cuando se produce una comunicación escrita bi- o multi-direccional, como es la mensajería, el mensaje de texto, las redes sociales o los foros. Lógicamente aquí se produce también una lectura, pero creo que de otro tipo.

Lectura no es sólo la de novelas

Creo que ahora se ve mejor por qué las fuentes que citaba afirman que las mujeres leen más, y por qué yo estoy en desacuerdo: los informes que publican una información tan tajante hacen referencia a la lectura de libros, y sobre todo a la de novelas, a la que quizás consideran como una forma superior de lectura. Cuando se consideran otras formas de leer, la afirmación deja de tener sentido.

Es algo que debería ser obvio y el propio informe sobre la lectura ya citado hace referencia a ello (página 154). Pero no parece serlo, a tenor de las veces que se hace referencia a la lectura en el sentido restringido, o bien porque se toma como base una fuente interesada, como es la Federación de Gremios de Editores. Y además, con la llegada de los libros electrónicos, este criterio tendrá cada vez menos relevancia.

Reitero que la generalización tiene un sentido estadístico, y que la observación sobre la menor variabilidad de la lectura de las mujeres no involucra un juicio de valor. Eso sí, me llama la atención, y no sé si tiene que ver con un fenómeno más general: la menor variabilidad en las opciones de comportamiento que toman las mujeres, quizás por el mayor sometimiento a la presión social, o por una mayor aversión al riesgo.

Corrijo: voy a acabar con un juicio de valor y una generalización: mi lectura favorita son los libros de divulgación. ¿Por qué a las mujeres no les gusta leer, por placer, libros de no ficción?

[Nota adicional: Lo reitero de nuevo y lo pongo en negritas, porque tras publicarlo he leído varios comentarios acusando al artículo de machista. No creo que lo sea y no lo consideraba como tal, al menos en el sentido restringido de que creo que no afirmo que la lectura de las mujeres sea inferior. Deduzco que hay una confusión, y que me he expresado mal, porque creía haber dejado claro en el texto que considero que no hay una lectura exclusiva de mujeres, ya que todas las que menciono en el texto como leídas por mujeres lo son también por los hombres. Es al contrario: lo que observo es que hay un tipo de lectura sólo de hombres, que las mujeres leen sólo excepcionalmente. Y debo añadir que tampoco esto indica un juicio de valor, ni siquiera inverso: yo jamás leo algunos de las lecturas que observo como exclusivas de los hombres, y en concreto la más habitual, la prensa deportiva, y no por ello la considero tampoco inferior]


20.1.09

 

Tibor Sekelj en wikipedia

Las biografías de la Wikipedia suelen comenzar con la misma fórmula: Fulano (fecha nacimiento-fecha fallecimiento) fue un XXX YYY, donde XXX representa su profesión o su dedicación, mientras que YYY indica la nacionalidad. En el caso del artículo que durante estos días ha sido elegido como “traducción de la semana” en el proyecto Wikipedia, esta forma presentación se complica.

Tibor Sekelj se movió lo suficiente (iba a decir que fue un “culo inquieto”, pero no sé si todos los lectores consideran esta expresión aceptable o saben lo que significa) como para que sea difícil encasillarle en una sola actividad, y para que apenas se pueda definir su nacionalidad. En esto último también colaboró el mundo externo, ya que las fronteras en su lugar de nacimiento y de muerte se modificaron tanto como para que sea casi imposible establecer un único país o estado. Nació en una ciudad entonces poblada a tercios por eslovacos, alemanes y húngaros, mientras que falleció entre una mezcla de húngaros, croatas y servios; si hubiera que precisar, probablemente lo más apropiado sería decir que él era eslavo del sur (es decir, yugoslavo), si eso existe todavía. Pero además no es necesario, ya que Tibor Sekelj fue sobre todo un ciudadano del mundo, hablante y partidario de la lengua universal esperanto, al que las fronteras y las nacionalidades no le importaron mucho.

Sekelj tuvo durante un tiempo una fuerte vinculación con Latinoamérica, ya que pasó muchos años en Argentina, con estancias en Brasil. Allí inició su etapa aventurera, y escribió sus primeros libros en español. Porque se me olvidaba decir que Tibor Sekelj fue un explorador y periodista, además de escritor, antropólogo aficionado y responsable de museos.

Su aventura más conocida en medios hispanos fue su ascensión al Aconcagua en los años 40 del siglo pasado, de la que dejó testimonio en el libro, en su tiempo muy exitoso, “Tempestad sobre el Aconcagua”, que fue traducido a numerosos idiomas. Durante sus andanzas iberoamericanas publicó dos libros sobre sus viajes entre los indios brasileños, que también gozaron de éxito en diferentes países.

Más tarde visitó otras naciones de Europa, Asia y África. En concreto, los libros con sus impresiones sobre Nepal, entonces poco conocido en Occidente, o sobre su expedición humanitaria por varios países centroafricanos, son bastante famosos en el mundo esperantista. También la colección de relatos procedentes de muchos pueblos indígenas “Elpafu la sagon” (Dispara la flecha).

Algunos de sus libros se pueden encontrar en librerías de viejo, como se ve echando un vistazo a la Red. Creo que merece la pena recuperarlos, también en castellano.


8.1.09

 

Otro error de traducción: la campaña del bus ateo

Me vuelvo a encontrar un tema de actualidad que se puede considerar desde el punto de vista de los errores de traducción. Esta vez no se trata de una traducción equivocada, sino de una demasiado fiel. Como siempre me comentan mis amigos los literatos esperantistas: al traducir no hay que transformar las palabras, sino conservar los conceptos.

En este caso quiero hablar del llamado bus ateo. Como se sabe, se trata de que en unos días va a circular por Barcelona, y espero que pronto también en Madrid y otras ciudades españolas, un autobús con un texto publicitario con el lema «PROBABLEMENTE DIOS NO EXISTE. DEJA DE PREOCUPARTE Y DISFRUTA LA VIDA». Es una campaña organizada por la Unión de Ateos y Librepensadores, y que copia la que se ha llevado a cabo en Londres desde hace unos meses.

Vaya por delante que me gusta la idea, y que voy a contribuir a la campaña. Creo que es hora de que el ateísmo se vea como una opción normal. Ya está bien de que sólo los teístas dominen la opinión pública, y es bueno que los no creyentes sepan que esta opción es legítima y que no están solos.

El problema es el lema. Se ha optado por traducir de forma exacta el eslogan inglés, que está muy bien, incluso con ese “probablemente” que deja claro que nada se puede negar con exactitud, ni siquiera algo tan improbable como un dios. Pero en español se ha dejado la expresión “disfruta la vida”, que da un matiz al conjunto con el que no estoy de acuerdo. En primer lugar, no creo que los creyentes españoles no disfruten de la vida, entre otras cosas porque hasta los practicantes de los ritos eclesiásticos no hacen el más mínimo caso de las prescripciones de la Iglesia, ni doctrinales ni morales. A la vez, sugiere un carácter hedonista a la no creencia en dios, que me parece erróneo y contraproducente. Puede reforzar el prejuicio de los que piensan que “si dios no existe, todo está permitido” (como todo el mundo sabe, es justamente al revés: “si dios existe, todo está permitido”... para ellos).

Se puede calificar como un error de traducción, porque el texto original inglés sí que está muy justificado. Se trata de una reacción de la promotora de la iniciativa, Ariane Sherine, a otra campaña que amenazaba con las penas del infierno a los infieles. En el caso británico la intención fue bien explicada al público, y consiguió hacer oír la voz de los ateos con un mensaje positivo.

En España no es ese el problema: los católicos no amenazan con el infierno y la otra vida; se conforman con gobernarnos a todos ésta. Además, como decía, gozan aquí todo lo que pueden, hasta de lo prohibido, porque para eso creen que con arrepentirse en el último minuto, como Don Juan, solucionan su futuro eterno. Pero, sobre todo, la campaña y el eslogan han sido muy mal explicados por los promotores (supongo que los pobres hacen lo que pueden, ya que disponen de muchos menos medios que los eclesiásticos, que tienen liberados pagados por todos nosotros).

Creo que no habría pasado nada por adaptar el lema a la realidad española. Los mismos estadounidenses cambiaron el texto, a pesar de hablar el mismo idioma, con un lema que puede traducirse como “sé bueno por el mero amor a la bondad” (“Why believe in a god? Just be good for goodness' sake”)

¿Y qué propongo yo? A ver qué os parece este: “Probablemente dios no existe: no te preocupes, no lo necesitas para ser feliz”.

Versión en esperanto