21.4.05

 

Un trato con Benedicto

Voy a hacer un trato con Benedicto: yo no opinaré sobre sus actividades, y él nos dejará a los no católicos tranquilos. No le diré cómo tiene que llevar su Iglesia y él no me dirá como tengo que llevar mi vida.

Él puede seguir silenciando a sus teólogos, y yo no le criticaré por eso, con la condición de que no se meta en los asuntos de los científicos que pueden salvar mi vida. Que el catequice a sus seguidores como desee y yo no diré nada, siempre que él no insita en catequizarme a mí y a los míos. No le criticaré que siga prohibiendo el matrimonio de sus subordinados, o que impida que los miembros de un sexo lleven a cabo no sé qué ritos, si él no insiste en que yo comparta su punto de vista sobre los asuntos sexuales, o que la sociedad en la que vivo se organice según sus criterios en esta materia.

En resumen, que le ignoraré si él se olvida de mí.

¿De acuerdo, santi?



Postdata: ¡Ha roto el acuerdo!

Ahora que su subordinado responsable de temas de familia (¿qué sabra un viejo obispo sobre eso?) no sólo ha tronado contra la legalización del matrimonio homosexual, sino que ha pedido que los funcionarios desobedezcan las leyes, me siento libre para criticar el celibato eclesial, algo mucho más contrario al orden natural y dañino para la familia.
Así que, frailes y monjas, a desobedecer a vuestros jefes; ¡creced y multiplicaos!
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Comentarios:
Hay gente que no se da por enterada de lo del respeto mutuo.
Si consigues que te lo firme, cuéntame cómo lo has logrado para unirme.
Un saludo,C.
 
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