25.1.07

 

Tranki, Alkorkón

Tendré que hablar de los sucesos de Alcorcón, supongo. Al fin y al cabo, este blog suele tratar el grupalismo, el nacionalismo, las patrias y similares. Y, sobre todo, es que vivo aquí

De todas formas, voy a intentar no hacer un análisis sociológico: estos días han salido sociólogos de pacotilla hasta en la sopa. Alcorcón es una ciudad bastante tranquila, que tiene entre los que no han vivido nunca aquí, la típica imagen de marginalidad de las ciudades-dormitorio, pero que en realidad tiene una calidad de vida bastante aceptable (como tanto se ha repetido, Alcorcón no es el Bronx, aunque tengo la sospecha de que tampoco el Bronx es el Bronx... de las películas). No hay guetos, y las bandas son de poca monta: chavalillos que se juntan por afinidades a veces de origen y a veces indumentarias.

Eso sí, son justo las bandas de poca monta las que no molestan a los que viven en las urbanizaciones lujosas, y las que crean malestar, temor o cabreo entre sus vecinos, porque son sus vecinos las que las sufren. Y durante cierto tiempo se ha dejado crecer una sensación de impunidad que en algún momento tenía que estallar.

El problema fundamental no ha sido hasta ahora el de la nacionalidad, aunque tampoco voy a negar que ello haya contribuido a la forma de desencadenarse la protesta. Probablemente habría pasado algo parecido si se hubiera tratado de gitanos, de yonquis, de skins o de otro colectivo fácilmente identificable. El malestar necesita algo en qué concretarse, y en este caso la palabra mágica ha sido "Latin Kings".

Ahora, sin embargo, es cuando el asunto ha entrado en una espiral que es difícil de predecir. En primer lugar, han llegado los medios de comunicación. Era inevitable, claro está, vivimos en una sociedad mediática, pero se está comprobando lo que bien sabemos los físicos: según el principio de Heisenberg, el hecho de observar modifica el hecho observado. Por un lado, y esta es la parte buena, los que tenían que haber parado los problemas a tiempo se preocuparán ahora, porque ya se sabe que los servidores públicos no se mueven hasta que algo no aparece en los medios.

Pero por otro lado, muchos de los protagonistas acompasarán su actitud a lo que marquen los medios: si el asunto que toca debatir es el racismo, todo se mirará bajo ese prisma. Ya sin matices. Y, ya digo, no es que este parámetro no haya tenido ninguna importancia, pero la cuestión es más compleja de lo que cabe en un telediario o en una charleta de tertulianos de Majadahonda.

No es racismo que la gente desee vivir tranquila, ni tampoco que exija a todos, incluyendo los que han venido de otros lugares, que acepten unas normas comunes para todos. Y cuando se llama racistas a quienes piden algo tan razonable, se abre la posibilidad de que se prestigie el propio racismo, y se franquee el paso a lepenes y calañas similares.

En definitiva, leyes comunes y claras, poderes que las hagan cumplir a todos sin discriminaciones, e igualdad de derechos y deberes.

Y ahora, a esperar el resultado de este verdadero efecto llamada para el próximo sábado: ya han anunciado su venida este sábado los que no conocen nada este tipo de ciudades, los niñatos de Madrid, los cachorros de las ciudades de la clase media. Es curioso, los mismos que dicen estar contra las bandas y contra los de fuera, son los que van a venir de fuera y en bandas. ¡Hay que joderse!. En fin, tranki Alkorkón.

Nota posterior: Al final, parece que la cosa ha quedado en nada: unos cuantos chavaletes que sustituyeron la fiesta del sábado por unas carreras delante de los antidisturbios. Lo más interesante, como apuntaba en el texto anterior, la influencia de la presencia de los medios de comunicación, como (y ello les honra) reconocían tanto El País ("Si no hubiera cámaras no habría un solo chico corriendo") como El Mundo ("Suficiente para una foto")


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Comentarios:
(Desde fuera de Alcorcón)

Una cosa que me ha sorprendido es que una concentración contra la violencia, que entiendo que sería devolver la calle a quienes no se dejan llevar por estas banderías, ha sido prohibida y disuelta. La finezza habitual de los gestores del orden público: ¿que hay problemas? pues porrazos, sin distinguir.

Fartu bone!
 
Kinomanĝulo: Bueno, parece que se trata de intentar que se calmen los ánimos y no dar lugar a espirales de enfrentamiento. Es discutible, pero tiene su lógica.

Es lo que creo que también intenta el manifiesto que firmaron el ayuntamiento y las asociaciones ciudadanas del pueblo, y que aprovecho este comentario para citar y enlazar.
 
Amigo Toño, me alegro de haber leído tu visión sobre el asunto. Como has dicho, mejor no seguir "jugando a los sociólogos", y no ponerme a teorizar... Te doy la razón en lo que dices de que también esto se vivirá y se percibirá según marquen los medios y sus intereses. Y me imagino que les dará mucho jugo para llenar sus espacios el tener un enfrentamiento lleno de sangre y odio a la puerta de casa, que pueda servir para crear "una ola de enfrentamientos raciales que sacude nuestro país", etc...
En cualquier sitio donde vivamos, ¡¡hablemos de diálogo, de interculturalidad, de enriquecimiento mutuo!! ¡¡combatamos las expectativas de las hienas proclamando la solidaridad y la fraternidad!!

Brakumoj, samideano!
E-oMiagel, Tenerife
 
Hey... mi jxus vidis viajn komentajxojn cxe dudek minutoj elektroniko-journalo.

Do, mi logxas ankaux cxi tie el madrido kaj mi ankaux jxus skribis pri la temo el alkorkon cxe tiu pagxo.

Do, mi deziras al via blogo multaj vizitoj kaj dankon pro paroli esperante.

gxis la revido amiko!!

-A-
 
Me alegra ver que no es que sea yo el raro, sino que los que vivimos y conocemos de verdad esas calles, compartimos opinión.

Gracias por el comentario y el enlace. :)
 
He publicado un pequeño añadido al final del texto.

Al la esperantistoj: vi povas legi ankaŭ en la esperanta versio. (Para los demás, es sólo un enlace al texto en esperanto ;-))
 
Muy interesante pues así a los de otros sitios nos enteramos de lo que realmente está pasando. La vedad es que los medios de comunicación tienen su parte de responsabilidad. Lo escandaloso, sangriento, vulgar, etc. es lo que vende. Es lo que llamaba Guy Debord "La sociedad del espectáculo".
 
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