2.9.07

 

Para ser un buen patriota, mejor ser extranjero

Hace unas semanas coincidieron en los periódicos varias noticias, en las que, a pesar del carácter muy distinto de sus protagonistas, me llamó la atención un rasgo común: el papel de un extranjero como abanderado del patriotismo.

Ahí tenemos el caso de José Ignacio (Iñaki) de Juana Chaos, que se ha convertido en el estandarte del patriotismo vasco (no sé todavía la diferencia entre patriotismo y abertzalismo, así que vamos a utilizar el término traducido). Y eso a pesar de sus apellidos, que conducen directamente a su historia familiar, sin ninguna raíz vasca. No es el único: parece que los atentados más salvajes de ETA los cometen gente con apellidos gallegos (Troitiños y así).

Hay otros casos en los nacionalismos catalán y español. Sin entrar en detalles, ahí está el caso de Carod, de raíces aragonesas. O el del antiguo Partido Popular, cuando las principales declaraciones extremistas las efectuaban señores con apellidos como Verstrynge o Kirkpatrick.

No ocurre sólo aquí, claro está. El vencedor de las últimas elecciones belgas, Yves Leterme, obtuvo un resultado espectacular azuzando los sentimientos nacionalistas flamencos, a pesar de que su padre es valón y su lengua natal era el francés.

También se puede citar la elección de Nicolas Sarkozy como nuevo presidente de la República Francesa, gracias entre otras razones a la utilización de un discurso anti-extranjeros, tendente a agradar al electorado francés más xenófobo. Sin embargo, como es sabido, su padre era húngaro y parte de la familia de su madre procede de sefardíes de Salónica. Su mujer, Cécilia, nieta de Isaac Albéniz y prima segunda del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, ha presumido públicamente de no tener una sola gota de sangre francesa.

No parece a priori que Sarkozy fuera candidato a mantener un discurso exaltador de la grandeur francesa, pero yo no veo contradicción en ello. Es completamente congruente con la tesis que expuse en esta bitácora hace algún tiempo: que las naciones no son algo con existencia objetiva, y que las personas pueden elegir su nacionalismo. Para los nacionalistas lo importante es tener una (y sólo una) patria. Cuál sea esta es un asunto secundario.

Pero eso ya lo explicó mejor hace ya unos cuantos años un escritor en esperanto:

Cuando, en mi juventud, observé que Napoleón en realidad no era francés, sino corso, dije: qué curioso. Después, cuando constaté que Hitler no era alemán, sino austriaco, murmuré: qué interesante. Y cuando apareció el hecho de que el poeta nacional de Polonia, Adam Mickiewicz, no era polaco, sino más bien lituano o “litovo”, grité “¡Ajá!” e inmediatamente formulé mi teoría. Y mi teoría reza así: Todos los grandes patriotas son extranjeros en el país que proclaman.(...)

Así que investigué. Y encontré que Sandor Petőfi, el joven e inflamado poeta que murió luchando por la libertad de Hungría, en realidad no era húngaro, sino servio. Robert Bruce, el patriota y rey escocés, que destrozó las cohortes inglesas junto a Bannockburn en 1314, procedía él mismo de una familia noble inglesa. El presidente irlandés De Valera, que luchó ardientemente contra los ingleses y se libró por poco de la ejecución, era hijo de padre español (como muestra su apellido) y madre irlandesa, y nació en Nueva York: ¡una receta perfecta para un patriota irlandés! Y el héroe albano Skanderbeg era una mezcla similar de servio y musulmán, que renegó de ambas filiaciones para ir a liberar Albania de los turcos – ¿o quizás no venía incluso de más lejos, de Escandinavia, de antepasados con apellido Skandeberg? (...)

¿Pero qué causa este fenómeno, que estos bravos patriotas no son en absoluto indígenas de los correspondientes países? Mirad, queridos, un asunto simple de psicología. El inmigrante se siente inseguro en el nuevo medio, y por eso trata de adherirse a la tierra de acogida con una fidelidad especialmente firme. Así que termina siendo incluso más ardiente y vociferante que los nativos.

Por cierto, el autor del artículo era Reto Rossetti, un inglés de origen suizo italiano, que muestra que, afortunadamente, esta regla también tiene excepciones, y que se puede estar ligado a varias patrias, e incluso no tener necesidad de ninguna.


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Comentarios:
Vale, y Franco que era un nacionalista de tomo y lomo, ¿de dónde de estranjeria era? ¿Y el cerdo de Mola?
A simple vista la teoria de Rossetti tiene algunas fallas más. Por ejemplo Napoleón. Decir que era corso en vez de francés es colocar el irredentismo insular avant la lettre.
Lo de la inseguridad tampoco se sostiene.
Aparte de todo ello. Pues bién, hemos pasado un rato agradable.
 
No se ha dicho que sólo los extranjeros sean patriotas.
En cuanto a Napoleón, no es ocioso saber cuándo Córcega pasó a poder de Francia, en qué circunstancias, cuál había sido el papel del padre de Napoleón (Buonaparte) y cual era la situación cuando éste llegó el poder.
Me alegro de que hayas pasado un rato agradable: es el objetivo de esta bitácora ;-)
 
Para mi Reto Rossetti, no tiene noción de lo que habla, o mejor dicho de lo que escribe.
En el caso que yo conozco, el de Adam Mickiewicz, nació en Zaosiu (ahora Novogrúdok en Bielorrusia), y cuando nació, ni Polonia ni muchísimo menos Lituania existían, ya que 3 años antes de nacer él, había sido invadido el territorio polaco por Austria, Prusia y Rusia. Antes de que eso pasase, Lituania, pertenecía a Polonia pese a tener gobierno propio, vamos, vendría a ser la autodeterminación que piden algunos de los simpatizantes de ETA, como Ibarretxe, por lo que vendría a ser lo mismo decir que Mickiewicz no es polaco, como decir que los vascos o los catalanes no son españoles. Para el que no conozca mucho sobre Polonia, cabe apuntar que la terminación de su apellido es plenamente polaco, sería como decir que un García, un González o tantos otros, no son españoles. Mickiewicz era de familia polaca, y él nació en territorio polaco, pero no en Polonia pues no existía como tal en el momento de su nacimiento, estaba invadida por Rusia, a si que no entiendo de donde a sacado este "pensador" que Mickiewicz era lituano.

Saludos, y decir que te equivocaste al 100% al añadir el texto de este ignorante, tenían que cobrarle cada vez que trate de (des)informar.
 
Al último comentario: No, hombre, ignorancia no. Se puede matizar la apreciación, pero no es ignorancia. La nacionalidad de Mickiewicz es compleja, como se ve en el enlace que tiene el texto, y que no has debido de pinchar.
Recuerda cuál es la primera estrofa de "Pan Tadeusz" (aunque sé que el nombre "Lituania" que utiliza no se corresponde exactamente con el actual estado, pero tampoco con la Polonia pura)
 
Skanderberg no es un apellido, es el apelativo que se ganó Gjergj Kastrioti. De serbio tenía poco, y de musulmán bastante, porque fue educado como rehén en el imperio otomano.
 
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