31.1.08

 

Cuando Ovidi Montllor murió

Cuando Ovidi Montllor murió, el escritor Manuel Vicent le dedicó un artículo de recuerdo. Quizás los más jóvenes ya no recuerden quién era Ovidi, y su memoria se irá perdiendo poco a poco, pero la necrológica de su amigo casi justifica una vida. Al menos a mí no se me había olvidado, ni el cantante (cuya actuación cuando yo era un jovencito en la Universidad Laboral de Cheste, y Franco todavía seguía vivo, fue toda una sensación), ni el artículo, a pesar de que ya han pasado más de diez años de su publicación.

Ahora es posible leerlo de nuevo, aprovechando que El País ha publicado en línea su archivo histórico.

Por otra parte, estos últimos días del mes de enero está siendo muy triste para el movimiento esperantista: en pocos días han fallecido dos activistas y escritores muy destacados: el suizo Claude Piron (se puede leer sobre él en la Wikipedia en español) y el estadounidense Don Harlow, muy apreciado por su labor de recolector de obras literarias originales y traducidas al esperanto en la red. Durante unos días vamos a leer necrológicas muy sentidas y muy merecidas. Yo mismo, que tuve ocasión de mantener una breve correspondencia con ambos, he contribuido a los memoriales establecidos en red para recordarles: 1 y 2.

Pero seguramente ninguna alcanzará la intensidad del artículo que en el último número de la revista “Esperanto” mi amigo István Ertl dedica a la memoria de otra persona fallecida a hace unos meses, Marvin Stanley, un hombre modesto, que quizás pasaba más inadvertido, y al que, de hecho, yo mismo no conocía, pero que, tal como se deduce del texto, merecía la amistad y el aprecio de los que le rodeaban.

Es una putada morirse, pero casi merece la pena si ello saca a la luz tal demostración de cariño de los que dejas atrás.


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