21.2.10

 

¿Debe Zapatero hablar inglés?

Antes de responder la pregunta del título, necesito presentar una consideración general previa, una anécdota que es más ridícula que graciosa, y un mito que hay que deshacer.

La consideración general, que debería ser obvia, pero que muchos olvidan, es que la idea de que un político debe hablar una lengua concreta no depende sólo de la habilidad lingüística o de consideraciones prácticas, sino que puede constituir una toma de posición ideológica. De la misma manera que en la política nacional algunos políticos promueven una lengua, pero no la hablan, o bien eligen hablar preferentemente una lengua que no es la suya natal, también en la política internacional hay quien defiende el uso del inglés, incluso aunque no lo hable, como una toma de partido a favor de la globalización capitalista y la asunción del liderazgo del gobierno de Estados Unidos.

Para no concentrarnos en la política nacional, quizás sea mejor ilustrarlo con una anécdota chusca procedente de otro país. Hace unos pocos años, un político alemán de segunda fila, el presidente del land alemán de Baden-Württemberg, Günther Oettinger, declaró que el inglés había de ser el idioma en que se desarrollasen las actividades serias, mientras que el alemán quedaría para la familia y el tiempo libre (Englisch wird die Arbeitssprache. Deutsch bleibt die Sprache der Familie und der Freizeit, die Sprache, in der man Privates liest). Nadie le tomó en serio, y pronto quedó clara su incompetencia, hasta que la canciller Merkel pronto se deshizo de él, y le envió donde no molestase mucho: desde hace unas semanas es el nuevo Comisario europeo de Energía. No ayudó nada a su imagen la constatación de que su inglés es menos que óptimo. Aquí puede verse una muestra:

La primera parte son sus declaraciones iniciales en alemán sobre el papel del inglés. El resto es una demostración de la sinceridad de su opinión. Si no lo has entendido muy bien, alguien se ha molestado en subtitularlo (gracias, por cierto, a Dirk por la pista)

Como se ve (y este es el mito al que aludía al comienzo), no es algo propio sólo de España. El debate es similar en el resto de países.

Y eso que estamos hablando de Alemania, donde el nivel de multilingüismo es muy superior a otros países. Hace unos años, el semanario The Economist publicó un reportaje comparando las habilidades lingüísticas de los miembros de los gobiernos inglés y alemán. En el caso del inglés, sólo tres ministros hablaban una lengua adicional: Blair que se defendía bien en francés, David Blunkett que había estudiado esperanto (aunque en su evolución política, entre los muchos ideales que ha abandonado también se encuentra esta lengua) y otro más, que no recuerdo que fuera Gordon Brown. En cambio, la mayoría de los ministros alemanes hablaban alguna otra lengua, y no necesariamente el inglés: varios dominaban el francés, otros el ruso, un par de ellos el latín, y uno el español, si no recuerdo mal (el artículo ha desaparecido de la red). Me parece que ésta es la clave: los británicos no ven la necesidad de aprender otras lenguas, ni siquiera aunque sean nombrados comisarios europeos (hay varios ejemplos de ello), mientras que para el resto de políticos se da por supuesto que deben conocer esta lengua, incluso para formar parte de instituciones en la que el inglés no es el único idioma oficial.

Hechas estas consideraciones, creo que ahora puedo comentar el hecho de que Zapatero no hable inglés. Debo empezar diciendo que me parece lamentable la ignorancia de gran parte de los políticos españoles con relación a las lenguas. Creo que por un lado se debe a ciertos complejos de superioridad sobre el papel internacional del español, claramente exagerado, y por otro lado es una muestra del ensimismamiento de la política española. Ya en los años 30 se quejaba Salvador de Madariaga del descuido que Azaña y otros políticos de la época habían manifestado a las relaciones internacionales, y de cómo una actitud distinta habría ayudado mucho a la República a tejer alianzas, que hubieran llevado a otra actitud de las potencias europeas cuando se produjo el golpe de estado. Un cierto interés en otros idiomas sería muy beneficioso en las relaciones internacionales, y en caso de crisis (no sólo económicas)

Pero no debe ser sólo el inglés. Conocer otras lenguas, empezando por las más cercanas, demuestra interés y respeto, y ayuda a establecer relaciones de confianza. Ese desinterés es el que hay que reprochar a Zapatero... y a Rajoy.

Ni siquiera hace falta saber los idiomas bien. No tengo mucho cariño al ex presidente Aznar, pero no comparto las risas generalizadas que suelen generar sus intentos de hablar otras lenguas, sea inglés, alemán, italiano o catalán. Me parece una muestra de respeto (aunque a veces no parezca sincero) hacia sus anfitriones. De la misma manera, no critico que Günther Oettinger no sepa hablar inglés, sino, al contrario, su sumisión intelectual a esta lógica ilógica.

Peor es hablar con acento tejano: ahí sí que Aznar muestra lo mismo que Oettinger: sumisión al jefe.


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